LA LECTURA, REQUISITO INDISPENSABLE.

"México potencia mundial", es un término que no existe en el vocablo  de ninguna persona sobre la tierra; pero, ¿Cuántos mexicanos habrán pensado, en hallar a su país en el prestigiado estatus de "país primermundista"?. Es probable que a más de un mexicano le ha pasado esto por la cabeza, por lo menos a mí me ha sucedido; sin embargo, al dirigir el pensamiento hacia esa realidad de "primer mundo" nos damos cuenta de que México, se sitúa extremadamente lejos de tal situación, y es cuando entonces hace presencia una buena dosis realista de desilusión y decepción. Vemos a muchos peleando y discutiendo porque deseamos ver a México en una ubicación más apremiante; culpamos a políticos, mandatarios y aún al primero que se nos atraviese; pero en realidad, ¿Quién tiene la culpa? ¿Quién podría cambiar las cosas para bien?

Antes, permítanme mencionarles que la respuesta no es tricolor, azul, amarilla, o de cualquier súbdito partidista. Déjenme decirles, sin tener intención de ofender, que la culpa la tenemos nosotros los mexicanos; quien podría cambiar las cosas única y absolutamente para bien... ¡Si!, somos nosotros.

¿Pero cómo podríamos hacerlo?. La única respuesta y la mejor solución la tiene un "LIBRO".

La realidad de México hoy ya no es vergonzosa; en verdad, hoy en día la realidad mexicana es ridícula. El causante: La ignorancia colectiva en México. La UNESCO, hace algún tiempo dió a conocer cifras alarmantes y a la vez desagradables; según estas, los mexicanos leen 1.2  libros en promedio al año, contra números avasallantes de revistas mediocres de farándula y periódicos amarillistas (literatura barata y vulgar); nada increible pero sí lamentable. Mientras, dicha organización recomendaba una lectura mínima de cuatro libros al año por persona en el país para que pudiese alcanzar un progreso en todos los aspectos... ¡Evidentemente estamos muy lejos de ello!.

Sin embargo, seguimos renegando y recriminando a un grupo de burócratas mediocres que han llegado al poder, porque no ha habido el suficiente contrapeso de gente inteligente para demandar tales cargos, pues en México, abunda la gente mediocre carente de buenos ideales. Hemos de entender que los malos manejos y la corrupción, jamás desaparecerán; pero cuando éstos hacen presencia en un país que vive en una tremenda marginación e ignorancia, las consecuencias malignas suelen ser más desctructivas.

Leer un libro, y otro, y otro y el que sigue; pienso que es la mejor manera de comenzar el cambio en nuestro México; enfocados siempre a progresar y esmerándose por hallar un porqué para todas las cosas sin dejar que otros lo hagan por nosotros. Y si pensamos que el cambio debe comenzar por el gobierno, permítanme decirles que no hay nada más falso que ello; sepamos que los grandes progresos comienzan por uno mismo; y si hoy añoramos progreso para nuestro país, tiene que comenzar en el espíritu de cada mexicano y saber contagiar a los nuestros de una causa que nos puede beneficiar a todos; y qué mejor, si aprendemos a ver a un libro como el principal pilar de la inteligencia, y por ende, de progreso. México, más que gente que alze la voz, necesita de gente que actúe y que se esfuerce por alcanzar ese progreso; eso sí, tengamos muy en cuenta que la utopía jamás llegará a ser más que una fantasía, pero entre más nos esforcemos por vivir esa utopía, nuestra realidad mejorará considerablemente.

Por lo tanto, si algo hemos de regalar, ¡Que sea un libro!; si en algo hemos de invertir, ¡Lo hagamos en un libro!; si un consejo nos han de pedir, ¡Recomendemos un libro!. Pensemos en que un libro abierto, es una fuente de sabiduría ansiosa por enseñar y que solo así, leyendo, podremos como persona y como país comenzar a progresar.

Soliloquio:

¡Oh Dios, acaso no será posible detener el derrame de petróleo antes de que termine destruyendo las hermosas costas jarochas y peor aún, si llegase a dañar el hermoso caribe mexicano?

Gilberto E. Gómez Lara.

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EL PENSAMIENTO

Cuántos nos hemos preguntado alguna vez: ¿Porqué pienso? ¿Para qué pienso? o tal vez ¿Para quién pienso?
A lo largo de la historia humana, si somos un poquito atentos, podemos darnos cuenta de cuánto ha divagado el hombre por entender lo que le origina la duda. Para fortuna de todo ser humano, por más iletrado que sea siempre tendrá la necesidad de pensar el porqué de algo, por más insignificante que parezca.
Leyendo a José Saramago (Premio Novel de Literatura), en un comentario escrito en "etcétera", él opinaba acerca de lo que podría ser el pensamiento, argumentado en una definición del diccionario. Tenía razón. Y en realidad, el pensamiento es como tal, aquel conjunto de ideas propias de una persona o colectividad; pero para mí, aún más allá de todo ello, es el conjunto de ideas que hilvanadas unas por otras nos dan como resultado un razonamiento objetivo.
Sin embargo, hoy en nuestros días, es lamentable ver como el pensamiento cuerdo y objetivo, parece estar en peligro de extinción. Cada quien se deja llevar por subjetivismos casi siempre vanos, donde lo menos que interesa, es la veracidad de una conjetura, "mientras sea mi pensar, todo está bien". Pienso que todo esto puede ser el vergonzoso resultado de la ignorancia, donde cada vez menos personas se ponen a meditar en lo que hacen, cómo lo hacen, porqué lo hacen y para qué o quién lo hacen. Es por ello que nuestra sociedad cada vez avanza más en su deterioro, pues pensamos que lo único que importa es existir.
Yo pienso grandemente, que el ser humano está en la vida por una razón más lógica que la de existir; esa razón es la de pensar, donde meditando se puede llegar a mejores conclusiones y mayores logros; donde entendemos que cada quien puede llegar a ser grande por lo que piensa, no por lo que hace.

Gilberto E. Gómez Lara.


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