A quién no le ha ocurrido alguna vez que se detiene a la mitad del camino porque no tiene la certeza sobre el sendero que tiene por delante, y duda de los pasos que ha dado detrás suyo. ¿Cómo o quién sabe cuál es la ruta correcta? ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para saber si lo que decidimos fié lo mejor o no? Se dice también que sin importar la desición que tomes, siempre será la mejor, porque sienpre habrá algo bueno que surga de ello, una reacción en cadena. Lo importante quizas sea visualizar las partes buenas.
¿Quien no ha sentido la necesidad un día de gritar todo lo que llevas guardado? lo bueno, lo malo, lo que no sabes ni si es bueno o malo. Gritarle al viento, vaciar toda esa energía que nos pone de cabeza y amenaza con sentir un vértigo aterrador en la boca del estómago.
Sin embargo, aquí vamos, divagando por el mundo, a veces con la dirección correcta y la vista puesta en un punto fijo y otras tantas, desorientados pero con la esperanza de que todo lo que viene adelante servirá para hacernos crecer, no importa en la vida la meta, sino disfrutar del camino, no importa que nos sintamos perdidos y desorientados, tiéndanse en el piso con el rostro fijo en el cielo, respiren y disfruten de ese momento que nos permite mirarnos instrospectivamente y entender que es lo que queremos para el siguiente paso.
Queridos lectores, este día no les comparto más que mis nostalgias... ¡Qué tengan una excelente semana!