enero 25, 2016

Era amor...

"Nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos...

...Fatal idea de la vida, sórdido pretexto de la muerte".  



      
Estaban ahí desde hacía un tiempo, sus motivos eran de sobra infantiles: descubrir el color del cielo, saborear el verde de las hojas y recorrer en puntitas el camino de las hormigas.
La primera vez que quizás coincidieron fue frente a la playa. Ella construía castillos de arena mientras él mojaba sus pies en el mar, tenían la inocencia grabada en la edad, se vieron dos segundos y se olvidaron al siguiente instante, jugando tal vez con los pequeños cangrejos que escarban bajo las piedras.

Posiblemente volvieron a coincidir en un punto intermedio de la niñez al cambio de voz, si se vieron no se fijaron. Continuaron su camino separados.

Un día de pronto ahí estaban, antes las infinitas probabilidades de hallar a alguien en el mundo. Él con su sonrisa traviesa, ella con su mirada profunda. No sé quien vio primero a quien, pero ella lo miraba, su voz ronca y aterciopelada resultaba un curioso contraste cada carcajada... Él se atrevió por un instante, robo de su libro su mirada.  Sonrío, le quitó con sus ojos un beso y se fue.

Pasaron lunas, pasaron soles, pasaron lágrimas y sonrisas; pasaron sueños, Pasaron llantos, pasaron tardes y noches y en un momento que no recuerdo ya estaban ahí. Ajenos a todo empezaron a construir un mundo, jugaban con las palabras se reían de la utopía, mezclaban ideales con sus vidas. Ponían pausa y regresaban, siempre estaban volviendo hacia ellos mismos.

No puedo decir que algo cambio, porque todo seguía igual, él seguía cambiando su mirada por una sonrisa, ella cantando cada que él aparecía. En un arranque de aventura estuvieran a punto de perderlo todo, fue quizás el miedo, la angustia o la alegría pero se descubrieron: voltearon a verse, a fijarse el uno en los ojos del otro, no había nervios, era solo la emoción... Era amor.

Se sentía como si siempre hubieran estado ahí, se sentía como si ese siempre hubiera sido sus lugar, uno entre los brazos del otro... De la forma más humana, más amorosa, más natural.

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