Hablar de México, mi México;
es más que hablar de una selección.
Es hablar de siglos de historia,
de raíces, costumbres y tradiciones;
es hablar de mi gente tan hermosa...
los que en verdad son mexicanos.
Hablar de México, es elogiar
todo aquello que posea libertad;
es enaltecer su hermosa cultura,
es conocer el honor de ser mexicano.
Hablar de México no es comentar,
ni hacer mil votos a la ligera;
mucho menos jurar por bandera ajena;
es sentir el orgullo de haber nacido
en esa hermosa tierra, en mi México,
en el México que hoy vivimos.
Hablar de México, mi México;
es mirar al cielo con la esperanza,
de que aún mañana hay bonanza;
es creer que se puede cambiar,
es soñar que podemos ser más;
es llorar por su cruel realidad.
Hablar de México, mi México;
señores, ¡No es hablar de un
discurso colmado de diplomacia!
No es decir está en Norteamérica,
a la sombra de los americanos,
cuando yo también soy americano;
¡Y más aún! ¡Soy mexicano!
Hablar de México, mi México;
no es hablar de partidos políticos,
mucho menos de falsos candidatos;
no es gritar por la nacionalidad,
es conocer la razón privilegiada,
por la cual se es mexicano;
por la cual se pertenece a México,
a esa bella y hermosa nación.
Hablar de México, mi México;
no es prometer para "julio",
es tener muy adentro el deseo,
de hacer algo por ese México.
Es cantar con gran júbilo:
"¡Mexicanos al grito de guerra...!"
Teniendo la firme convicción,
de hasta dar la vida por ella;
por México que es mi nación.
Hablar de México, mi México;
no es simplemente gritar hacia
el horizonte: ¡Soy mexicano!
Es conocer y entender el motivo,
por el cual se porta el gentilicio;
es pensar en su cruda circunstancia,
es tener el deseo de cambiarla;
es pensar con los pies en la tierra
y con pantalones bien ajustados.
Hablar de México, mi México;
es creer con orgullo, sentir
con dignidad y sobre todo,
saber pensar con cordura;
es hablar de la nación prodigiosa,
que a muchos nos dió identidad;
es hablar de quien hoy sucumbe,
por la ingrata irresponsabilidad,
con que sus burócratas la han tratado;
quienes a causa de su descaro,
en el olvido de sus hijos la han dejado.
Hablar de México, mi México;
es hablar de la nación agonizante,
quien poco ríe y menos cree;
quien ya no espera y poco lucha;
es hablar de un país casi desahuciado,
pero que aún no está derrotado.
Por eso, señores míos que escuchan:
¡Hablar de México, mi México!
es hablar de un futuro incierto;
pero que podría ser pleno,
cuando con esfuerzo y dedicación,
todo el que se supiese mexicano,
podría fácilmente alcanzar;
un futuro bastante soñado,
donde el día que nos propongamos,
podremos volverlo realidad.
Gilberto Esteban Gómez Lara.
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