abril 12, 2011

Todo depende de mi.

Amigos lectores escribo hoy esta reflexión con el único objetivo de que analicemos que es lo que no nos gusta de este mundo y qué es lo que estamos o no haciendo para que no lo logremos cambiar.
Se dice por ahi que cambiar el mundo es cuestión de actitud, lo malo es que nos falta carácter para llevarlo a cabo, quizás tememos tropezar, tenemos miedo que nuestro cambio afecte a los demás, y es cierto, al movernos de nuestra "zona de comodidad" como lo citaría Bruce Wilkinson en el "Dador de Sueños" remueve la tranquilidad y cotidianidad de los demás, en algunos casos para bien, en otros, no tanto, y por ello la molestia y las ganas de seguir igual.

Para llevarles de la mano a lo que quiero darles a entender les dejo esta parábola:

Siempre quise ser bailarina de ballet profesional, trabajar para la más grande compañía en todo el mundo, la American Ballet Teather. Luego de largos dieciocho años de esfuerzo diario conseguí audicionar para esta, preparé mis puntas de raso blancas y mis medias, empaque meticulosamente mi leotardo y con nervios me dirigí al casting. En mi estancia previa a mi audición encontré a varias compañeras de escenario que, hasta donde yo recordaba, no eran para nada buenas y de hecho se me ocurría que era un insulto que estuviesen ahí después de fallar en otras audiciones de menos nivel. En el momento que estuve frente al escenario comencé a moverme con delicadeza, justo lo que exige esta danza, estaba girando cuando la música paró abruptamente, perdí el equilibrio y caí de bruces y me quede tendida en el suelo con las lágrimas amenazando desbordarse de mis ojos, uno de los jueces me miró sentenciosamente y habló: usted señorita no puede pertenecer a esta compañía si al caer no sabe levantarse, ¡es usted un total fraude! Apenas pude ponerme de pie, tome mi maletín y salí corriendo del lugar mientras las demás bailarinas miraban el espectáculo. Deje atrás las risitas burlonas de mis compañeras, los rumores que se levantaban sordamente a mis espaldas y sobre todo, deje mis sueños, todo el trabajo que durante tantos años había construido lo deje a un lado. Regresé a la escuela, me casé, tuve dos preciosos hijos, deje que mi cuerpo se desmoronara como lo habían hecho mis sueños y finalmente conseguí un empleo en un importante centro comercial como cajera. Luego de años de trabajo, para mi sorpresa, me encontré al mismo jurado que me había insultado y marchitado todos mis anhelos, quise de momento regresarle toda la rabia que me había hecho sentir, el considerar que yo no era una bailarina ideal para su compañía cuando ¡yo era la mejor bailarina de mi academia! Termine de cobrarle y con una sonrisa socarrona le di las gracias, el hombre quedo extrañado ante mi actitud, y entonces le aclaré: -Hace más de veinte años audicioné para el American Ballet y en uno de los giros caí, usted apenas vio que no me movía y me ofendió, y ahora estoy aquí con mis sueños desechos, en un empleo que detesto por culpa suya –el señor cerró los ojos, luego me observo y dijo: -Me parece que todo esto es culpa solo suya –dijo convencido mientras yo lo observaba con los ojos abiertos de la rabia- si bien, yo le dije que necesitaba levantarse, no me refería al hecho de no caerse, si no a retomar el escenario y seguir bailando, todo lo además ha sido efecto de su mala actitud, de vez en cuando alguna buena bailarina tropieza y pierde la concentración, pero solo las mejores regresan el próximo año, ninguna de nuestras bailarinas han caído jamás, pero nunca han abandonado su sueño por las palabras de alguien más, no puede usted culparme de su desgracia y de su poco deseo de aferrarse a sus sueños, es cuestión de actitud-. El señor se retiró mientras yo trataba de buscar aliento, el culparlo a él era solo la manera de deslindarme de las decisiones que yo había tomado, yo decidí no pelear por mis convicciones, fui yo quien tiró las zapatillas y las reemplazo por un trabajo mal pagado, fue mi actitud, y lo peor: Hasta ese momento me di cuenta [2].

Así es, todo lo que hagamos o dejemos de hacer es cosa nuestra, si queremos que el mundo cambie tenemos que empezar por nosotros mismos, como bien lo decía Confucio "Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos." No esperes que el mundo cambie por si solo, eso nunca va a pasar, mejor hagamos conciencia de nosotros mismos, de nuestros deseos, de las actitudes que presentamos ante un fallo o problema, exíjanse y cumplan lo que se prometen, porque a nadie más les interesa sus sueños que a ustedes mismos, y si a ustedes no les importa tanto, menos a los demás.

Los invito a que este fin de semana piensen en algo que siempre hayan querido hacer, las formas en que lo podría lograr y anímense a comenzar con este propósito el lunes, verán como el mundo cambia de dirección. Recuerden, no es tan importante la meta como el camino, disfrute del aprendizaje, y si caen, levántense y vuelvan a andar.

Victoria Del Val.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Wao!! ke bonito!! y asi es, esto del cambio debe ser un deseo muy nuestro... si nos acorbadamos nunk sabremos lo grande ke podemos llegar a Ser!!! ...Nunk hay ke darnos x venciidos... lo mejor de la vida es ke mientras la tengamos tenemos una oportunidad mas!!

Máximo Cancino dijo...

Muy motivador. Estos pensamientos han cambiado mi día. Gracias por compartirlos. Saluditos !

Victoria Del Val dijo...

Gracias a ustedes, me alegra que el mensaje haya penetrado tanto, y de eso se trata este proyecto: Hacer conciencia de nuestras conciencias.